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ComEx Updates Edición 13

22 de agosto de 2023

De la mano de la historia… Conocer el pasado, para comprender el presente y proyectar el futuro.

La Aduana…, acontecimientos repetitivos que involucraban al Administrador Jose Luis Amadeo

El año 1886 contiene un hito de importancia en las consecuencias que se avecinaba, ya que asume la presidencia de la Nación, Miguel Juárez Celman, parte de la antesala de otra de las acostumbradas crisis políticas y económicas.

En la Aduana también se da una situación poco inédita y a la que hoy todos estamos acostumbrados, el 13 de marzo de 1887 el diario El Nacional decía “su cruzada contra las enormidades y deficiencias de la Aduana, que son una traba al comercio, una puerta abierta a los contrabandos y una rutina para la renta pública. Aquel personal enorme, sin competencia, sin estructura y sin ninguna de las condiciones exigibles, aquel procedimiento penoso y dificultísimo, aquel abuso eterno y descuido típico en todas las ramas serán rigurosamente estudiados”; cabría detenernos un instante y pensar cuántas veces hemos leído este tipo de denuncias.

El 28 de mayo de 1887, ese diario identificó directamente al Administrador de Aduanas bajo el título “Don Luis Amadeo millonario”, explicando que se había enriquecido con la venta de una propiedad inmediata a la plaza San Martín en la ciudad de Rosario, propiedad que había adquirido cuando estaba en plena actualidad la idea de convertir a Rosario en la capital de la República. 

Dicha propiedad había pertenecido al vicepresidente Marcos Paz, comprándola los hermanos Jose Luis y Vicente Amadeo con Mariano Artayeta Castex para luego venderla a una sociedad inglesa. 

Así, el 3 de junio de 1887 Amadeo fue designado Director de Rentas. Ese mismo día, cuatrocientos empleados de la Aduana y amigos acompañaron al nuevo Director hasta su casa de la calle Paraguay, donde hizo uso de la palabra José A. Broches, ex redactor y director del diario “La Razón”.

El 2 de agosto de ese mismo año, “El Nacional” informaba que los empleados del Resguardo habían regalado a Amadeo una colección de grabados de Gustavo Doré, “…como recuerdo del cariño y reconocimiento que se honran tributarle…”, el diario también informaba que entre los grabados figuraban “Neófito” y “El sueño de Pilatos”.

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