De la mano de la historia… Conocer el pasado, para comprender el presente y proyectar el futuro.
Nuevos acontecimientos políticos en el país… nuevos cambios en la Aduana…
Fiel a las promesas electorales, entre las que figuraba anular a medias los contratos petroleros desarrollistas, el gobierno del Dr. Illia no tuvo más remedio que cumplirlo.
Mientras, se manifestaba una situación inesperada, según Mario Brodersohn, el grado de capacidad ociosa en la industria era en 1963 del 56,3%, pero el desempleo no superaba el 9%. Al año siguiente se aumentaron los salarios y gracias a cosechas positivas, se produjo un equilibrio inflacionario juntamente con la expansión del crédito bancario, resultando que la economía se mantuviera en niveles de quietud.
Pero estos resultados no pudieron con la idea que se formaba la opinión pública, inducida por distintos círculos, en el sentido de que el gobierno tenía demasiada lentitud en el desarrollo de su gestión. Esa “lentitud” resulto el principio del fin de un gobierno austero.
Incluso, para justificar la ruptura constitucional, se esgrimieron los intereses de la industria farmacéutica y presiones de las compañías petroleras, olvidando que el factor determinante fue la incapacidad de las fuerzas armadas y de los civiles que golpeaban las puertas de los regimientos, para esperar los resultados de los planes de un gobierno constitucional y dedicarse a perfeccionar sus funciones específicas.
Así, no existiendo otra solución, el 28 de junio de 1966 el Dr. Illia fue depuesto, derrocado, ante una apatía generalizada, asumiendo la presidencia del país el general Juan Carlos Onganía.
En la Aduana también se daban los cambios, y se designaba con carácter de Interventor un hombre de ese régimen, el vicealmirante (R.E.) Benjamín Moritán Colman
Continuará…
Buena lectura, hasta la próxima!