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ComEx Updates Edición 15

4 de septiembre de 2023

De la mano de la historia… Conocer el pasado, para comprender el presente y proyectar el futuro.

La Aduana en el contexto de la etapa político-económica de 1890

El 6 de agosto de 1890 el Presidente de la República, Miguel Juárez Celman presenta la renuncia, circunstancia impuesta por el General Roca para restaurar el orden, en favor del vicepresidente Carlos Pellegrini. 

A partir de ese momento las medidas económicas, administradas por el “Piloto de tormenta” como comenzó a llamárselo a Pellegrini, comenzarían a dar buenos frutos en un tiempo perentorio.

Al Administrador de la Aduana, Joaquín Granel le sucedió el Coronel Santiago Baibiene, tocándole administrar un álgido período en que se distinguiría por la necesidad de rentas y de crecimiento.

La primera medida de Baibiene fue el poner en ejecución el plan Pellegrini/Lopéz, que en la materia, establecía la obligatoriedad del pago en oro de los derechos de importación. Política proteccionista con resultados muy positivos al unirse con otras medidas de imposición interna.

Como consecuencia de la crisis, los sueldos no eran muy buenos. El Administrador llegaba a los 800 pesos, y un Escribiente a 60 pesos, muy lejos de los 3000 pesos que recibía el Presidente de la Nación. Ante el cuadro de contención del gasto público, Baibiene necesito tomar medidas que provocaron resistencia pero que no podía postergar, así licenció a más de 400 empleados supernumerarios, lo que permitió aumentar en algo los bajos sueldos. Ordenó también el primer inventario que se realizó en los depósitos fiscales de la Dependencia.

Una nota de color… contrabando…

En septiembre de 1890 a bordo del vapor “Tijuca” de bandera brasileña procedente de Hamburgo, llegaron dos cajones que, según la declaración, contenían música impresa, por valor de 100 pesos. La desconfianza del Jefe de Depósito de la Sección 1ª del Dique n° 1, Manuel González Robert (experimentado funcionario en el tema de contrabando), hizo que se ordenará la apertura de los cajones en el preciso momento en que el Despachante de Aduana ya había cargado uno en un carro. Ante la sorpresa de todos, menos la del funcionario aduanero, se pudo comprobar que los cajones no contenían música ni nada que se le pareciera, a la vista se guardaban 887 trajes de punto para niños, los que se encontraban aforados a 3 pesos cada uno.

La noticia en “El Diario” comentaba “El despachante que intentó llevar a cabo este contrabando tiene en la aduana antecedentes poco honrosos”

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